jueves, 17 de diciembre de 2009

Follando con mi hija y mi novia, Mi lujuria estalló al sentir sus labios comiéndome, tratando de excitarme, la tomé y la degusté toda, fuimos a mi casa y como a una amante la hice gozar y sentir las estrellas,

Ese viernes salimos temprano de la oficina Carlo y yo para recoger a Claudio a quien le celebraríamos su despedida de soltero, yo había pasado casi 9 años viviendo en el extranjero después de mi divorcio y a ellos tampoco los había visto desde entonces, poco sabía de sus vidas. A México no vengo muy seguido, ocasionalmente a visitar a mi hija Clara que vivió siempre con su madre, generalmente le pagaba todo para que me fuera visitar desde los 11 años que no separamos.

Finalmente de mis amigos no sabía mucho y decidimos ir a comer y beber unos tragos, hablamos horas y agradecimos a Claudio por participarnos de su boda, las horas pasaban y decidimos continuar en otro lugar decidiendo sin mucha discusión un table dance, fácil y rápido.

Entramos realmente temprano y pudimos ver casi todos los shows, pasadas casi 2 horas, alrededor de las 2:00 am llegaron más chicas para complacencia del auditorio, de todos tipos y entre luces admito haberlas visto bellas a todas, mucha mujer extranjera dando un sabor especial a la velada.

Habíamos encarado a varias chicas y pagado por algunos bailes hasta que cada uno enganchó con alguna y así variando, después de un rato Carlo llegó con una chica preciosa a la cual le dijo que nos bailara, como yo dejaba de hablar con otro no había captado su llegada y mi sorpresa fue abrumante al ver que mi hija era esa chica de cuerpo escultural, no supe que hacer ni ella, ambos guardamos silencio atónitos… de ella sabía que trabajaba por las noche en algún bar pero ni idea de lo que mis ojos presenciaban, los dos nos controlamos afortunadamente y ella me tomó de la mano y dijo – vamos a los privados – nos alejamos entre risas de los amigos que desconocían el momento interno de ambos.
Nos alejamos y un maratón de preguntas de ambos lados relativo al momento: ¿Porque vienes acá papá? ¿Que haces aquí tu? No, contéstame tu. Pero primero explícame que es todo esto…
Nos calmamos y me explicó que si bien ella no se vendía el trabajo no era nada mal pagado y que confiara en ella, realmente le creía pero me dolía que no me hubiera dicho aunque era obvio que se lo reservaría y decidí no guardarle rencor.

Nos abrazamos y prometimos hablarlo después y le pedí que no se acercara a la mesa, aceptó y regresé. Cuando volví a la mesa me dijeron que habían escogido a ella por ser la más bella, no tenían ni idea que era mi hija y tuve que escuchar la forma de referirse de ella en cuanto a sus atributos, la verdad que no tenía como decirles nada, no comenté más y seguimos bebiendo.
Yo continuaba muy turbado y veía desde lejos que mi hija también pero ella estaba obligada a cumplir con su trabajo y desde lejos miré detenidamente lo que hacía, sin ningún morbo, más bien con curiosidad y me di cuenta que era sensual pero tierna a la vez, no se si porque es mi hija pero no tenía el comportamiento tan pícaro del resto de las bailarinas. Me confundí al verla hacer un desnudo total a un tipo, la vi como era tocada y hasta que terminó su sesión tomó su ropa y salió corriendo para que yo no lo viera, se notaba que el acto la había avergonzado.

A media semana después de esto decidí llamarla a su casa, su madre me dijo que no estaba pero tomó mi recado, posteriormente mi hija se comunicó a mi celular y la invité a cenar, rompió en gritos y aceptó preguntándome si no estaba enojado, yo solo le respondí que siempre sería mi beba. Verdaderamente estaba decidido a no hacerla sentir mal pero tratar de persuadirla que ese medio era nocivo, eso pensaba hasta llegar a su casa.

Su madre y ella me recibieron, tomamos un café y Clara fue a por sus cosas, su madre me preguntó si no estaba orgulloso de la hija hermosa y responsable… en cuanto a la belleza no podía ocultar la admiración y trataba de no recordar la imagen desnuda y concentrarme en como estaba vestida pero ero también muy difícil, la nena calzaba unos jeans que no podía ocultar que cualquier hombre con un mínimo de cordura puede caer rendido a sus pies.
Respecto a lo demás sabía que su madre ignoraba cualquier situación de lo contrario me hubiese llamado hasta el Congo si hubiese sido necesario, guardé el secreto y solo respondí afirmativamente. Mi hija bajó y nos marchamos.
Llegamos a cenar a un lindo restaurante muy elegante y le regalé un anillo que compré para ella, le dije que por favor reconsiderara lo que hacía y que no tocaría el tema hasta que ella decidiera, pero esperaría sus opiniones, dio de saltos y gritos y me besó efusivamente por el regalo, de inmediato se acercó el gerente y algunos meseros a felicitarnos y llamaron al trío y nos dedicaron una canción llamada “Somos novios”… creían que le había dado un anillo de compromiso y nos morimos de la risa pero los dejamos terminar la parodia, cierta gente aplaudió y agradecimos igualmente envueltos en la risa de la complicidad.

Terminamos de cenar y me invitó a conocer un bar que frecuenta en sus días libres llegamos a una zona muy recurrida por gente de muy buen nivel en general y nos escurrimos a un bar muy de moda y ordenamos algo de beber. Personalmente me sentía muy cómodo porque recordaba mis momentos de diversión y veía que convivía muy bien con Clara. Ella me contó que seguro nos encontraríamos con amigos suyos que me quería presentar. No tardaron 30 minutos cuando llegaron 2 chicas entre los 20 y 23 años muy hermosas a saludar a mi hija, me presentó como su novio bajo mi total sorpresa y sus amigas no pararon de adularla.
Les parecía muy fashion salir con hombres mayores y empecé a comprender que mi nena no era más una joven pero me uní al momento, la abracé y la besé en la mejilla… sus amigas pidieron un beso en la boca y Clara me dio un pico tierno en los labios, ellas aplaudieron.

Bebimos y reímos un rato largo en el cual la pasé fantástico todo el tiempo, a regresar a dejar a Clara se reía y recordaba la travesura, la regresé realmente tarde por lo que su madre estaba despierta y aprovechó para sermonearme, Clara estaba pasando unos días con su madre ya que se había mudado a otro departamento, por eso ella no sabía a que horas trabajaba nuestra hija, me di cuenta que entre ellas no había muy buena relación como había venido intuyendo hacía tiempo.
Clara se despidió al entrar su madre y me dio las gracias y me pidió que la comprendiera, sonreí y le dije que se quedara tranquila, me miró y nuevamente me dio un beso ligero en los labios pero lo que terminó de confundirme fue que me pidió que la llamara. Era algo raro.

Salí de viaje por una semana y al regresar tenía todavía la cabeza merodeando todo lo que había vivido esa noche pero empezaba a recordar a mi hija como lo hace uno con alguien que le interesa, sin muchos cuestionamientos la llamé como había prometido, respondió y preguntaba donde había estado que la tenía preocupada, que quería verme para estar tranquila, pero yo no podía por mi trabajo, tenía visitas del extranjero y debía cumplir con el protocolo, pero prometí llamarla el fin de semana, solo me dijo que trabajaría hasta tarde.
Salí con los visitantes a cenar y bebimos demasiado al grado de pedirle a mi chofer tiempo extra para no tener que manejar en ese estado, pidieron ir a buscar mujeres pero uno de ellos estaba muy mal y decidí invitarlos al día siguiente, los despedí en el hotel y me regresé con el chófer, pasé a cenar algo y me vino el recuerdo de aquella salida con Clara pues era la misma zona, mil ideas me vinieron a la cabeza y entonces comprendí que algo me estaba pasando con ella, que deseaba verla y estar cerca de ella, vacilé pero el deseo me ganó y pedí me llevaran a aquel sitio donde la vi deleitar a los de mi género. Empezaba a excitarme al saber que mis posibilidades de verla desnuda eran totales, me enfermaba que podía pensar ella pero no podía decirme nada ante la total comprensión de su padre, el momento era ideal.

Llegué solo y ordené una botella, esperé rechazando toda oferta, me había preocupado incluso de vestirme lo más elegante posible y esperé hasta que fuera el turno de Clara, pasaban los minutos y me impacientaba la espera, cuando iba a retirarme después de cuestionar mi amor de padre contra mi morbo y deseo de hombre pero salió finalmente a la pista de baile bajo un seudónimo que me daba el derecho de jugar al incrédulo.
Las luces la cegaron y no fue hasta culminar su acto que pudo bajar de la plataforma y reunirse con los clientes, recorrió el lugar de lado a lado muy segura dirigiéndose hacia mi, se detuvo, me miró y solo me dijo, “estaba segura que vendrías”, me arrojó al sofá y me dedicó uno de eso bailes, el más erótico que una mujer me haya dado sin tocarla, esperaba sus caricias atónitas y mi lujuria estalló al sentir sus labios en los míos comiéndome, tratando de excitarme, la tomé por la cintura y la degusté toda, ella jadeaba y me presumía los encantos con los que se ganaba cada duro.

El resto es casi historia, esa noche la esperé hasta terminar, fuimos a mi casa y como a una amante la hice gozar y sentir las estrellas, pasamos el resto de la noche y el amanecer explorando cada rincón nuestro, la invadí con mi sello de hombre tantas veces pude, probó mi falo, sentí su sexo en mis labios, se mezclaron cada gota de sudor con cada aliento dejando ver a dos amantes en cortejo, deseo y pasión.

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