viernes, 6 de noviembre de 2009

Infidelidad con una vecina del edificio

Hola amigos, desde que descubrí esta página no dejo ningún día de leerla, sus historias son interesantes, al leer estas historias me animé a contar lo que me sucedió el año pasado. Primeramente déjenme presentarme, mi nombre es Carlos, soy peruano, vivo en la ciudad de Lima y tengo 31 años, soy casado pero eso no impide que goce al ver una mujer hermosa y sobre todo si tiene un buen culo que es lo que me gusta, la historia que les voy a contar me sucedió cuando me mudé de departamento, me fui por un barrio llamado los olivos a un edificio de cinco pisos, al estar bajando las cosas del carro de mudanzas, vi que entró una mujer no tan hermosa pero si de bonito cuerpo.

Cuando esta ingresó al edifico pude apreciar el buen culo que tenia, ella llevaba un pantalón apretadito y una chombita de polar, porque estábamos en otoño, en esa época al instalarme en mi departamento, el cual quedaba en el segundo piso, luego de pasar un tiempo comencé a conocer a los vecinos y pude conocer a esta señora la cual supe que era casada, y que su marido era un agente vendedor y por su trabajo este viajaba mucho, así que la señora a la que llamaremos Karina, paraba casi sola en su casa, ella tenía dos hijas muy hermosas, ellas, estudiaban en las mañanas en un colegio particular y salían de clases en las tardes, siempre yo me encontraba con ella en las escaleras y la saludaba muy respetuoso y como era lógico la ayudaba con la canasta de las compras que ella traía.

Cuando llegó el verano pude apreciar el hermoso cuerpo que ella tenía, la verdad estaba muy bien conservada, sus medidas creo que son, 94-62-102 ella tenía 45 años y no parecía que los tuviera por que practicaba aeróbicos en las tardes, cuando sus hijas venían del colegio ella salía a sus clases de aeróbicos y a esa hora yo salía a trabajar, como el gimnasio estaba en camino al paradero, en el cual pasaba mi movilidad para ir a mi trabajo, nos poníamos a conversar y hablar de muchas cosas y cada vez que salía un tema de sus clases yo le hacía saber que los aeróbicos estaban haciendo efecto en ella, le decía lo bien que se le veía y ella me contestaba que no sea tan mentiroso, que no es verdad, al oír eso fue algo que me dio pie a seguir con el tema y comencé a decirle lo hermosa que se le notaba al caminar, que tenía una cinturita que muchas chicas universitarias envidiarían y que tiene unas hermosas piernas, además que se le ve muy bien cuando está de espaldas y ella al oír esto me contestó a que me refería, me quedó mirando a los ojos y yo me puse nervioso, en ese momento aproveché y le dije que venía mi carro, me despedí de ella, luego de esto no nos vimos por días.
Cuando la volví a ver fue que yo estaba bajando las escaleras y ella entraba al edificio, ese día venia del supermercado así que llegaba con unas bolsas grandes, al verla la saludé, ¿Como está señora Karina?, veo que ha hecho compras para la semana, si gusta le ayudo con las bolsas, ella me dijo, está bien Carlos, gracias por la ayuda, la verdad que ya no podía sola, estaba deseando encontrarme contigo, porque sola no podría subir, ella dejó las bolsas en el piso se acercó y me saludó con un beso en la mejilla, cogí las bolsas, suba primero señora Karina que yo voy atrás suyo, deja de decirme señora Carlos, solo dime Karina, al subir ella primero, pude darme cuenta que ella llevaba puesto un vestido floreado de esos que se usan en verano por que ya estaba haciendo calor, al subir ella las escaleras pude ver lo hermosa que se veía, así que dejé que ella se adelantara un poco para poder a preciar las hermosas piernas que tenia, ella era una mujer blanca como la leche y eso a mí me excitó mucho, al llegar al tercer piso ella me dijo, ¿que pasa Carlos acaso estas cansado o es que te estás quedando atrás para poder verme de espaldas?, esto me sorprendió así que pensé esta es mi oportunidad para lanzarme.

Con un poco de miedo le dije al acercarme, ¿quiere saber la verdad?, ese vestido que lleva le queda muy bien y no pensé que fuera tan hermosa señora Karina, la verdad quería ver lo hermosa que es. Ella no dijo nada y siguió subiendo, yo al ver que no dijo nada subí atrás de ella, pero al estar subiendo escucho un ruido, al levantar la cabeza para verla veo lo más hermoso que pudiera ver, unas hermosas nalgas blancas con un diminuto calzoncito de color amarillo que se metía entre sus cachetes, que panorama, que delicia, al ella verme dice, Aay es que se me cayeron mis llaves al sacarla de mi cartera, en ese momento yo casi me caigo por el peso de las bolsas con las cosas que ella traía, cuando llegamos a su depa, ella abre la puerta y me dice, pasa Carlos, la cocina está en esa dirección, al dejar las cosas en la cocina ella me invita a sentarme, siéntate Carlos, debes estar muy cansado, te serviré un vaso de refresco para que sacies tu sed.

No creo que con un vaso con agua pueda calmar la sed que llevo dentro y la quedé mirando con una sonrisa pícara en los labios, ella me trajo el vaso de refresco y lo puso en la mesa, yo comencé a tomar el refresco, ella dijo si quería una tajada de queque que recién había horneado, al escuchar esto fue lo que me decidió a darlo todo, porque el que no la intenta no la consigue, así que le contesté, si señora Karina, se ve que su queque está muy bien preparado, y no creo que me conforme con tan solo una tajadita, por mi me lo comería todito, ella sonrió y me dijo, mejor comenzaré a arreglar las cosas en la alacena, yo quise ayudarla y ella me dijo, tú no te preocupes descansa, y sigue tomando tu refresco que yo acá me encargo de todo, yo le pregunté, ¿de todooooo? ella sonrió, y se volteó, yo estaba frente a ella mirándola todos los movimientos que hacía, no apartaba mi vista de ese hermoso cuerpo y de esas hermosas nalgas que se veían apetecibles tras el vestido que le llegaba casi hasta las rodillas, en eso ella abre una de las puertas de abajo del repostero y comienza a poner algunas cosas de limpieza, en ese momento yo no perdía ni un minuto sin verla, y al agacharse más de la cuenta el vestido se levanta más de lo normal y pude apreciar ese hermoso culo redondito y blanquito que me decía cogeme, muérdeme, tócame, no resistí más la tentación y me abalancé hacia ese manjar.

Al acercarme a ella noté que no se movió, al agarrar sus nalgas ella dio un salto de sorpresa, al ver que seguía en la misma posición acerqué mi cara y comencé a besarle diciéndole, señora Karina, que hermosas nalgas tiene, me agaché para besar y saborear esas hermosas nalgas, comencé a pasar mi lengua por toda su raja, le hice a un lado su calzoncito amarillo y comencé a besarle el huequito rosadito y muy estrecho, ella me dijo que siguiera, no pares Carlos, que rica lengua que tienes mi papuchito, quiero que sigas, no sabes lo mucho que lo necesitaba, sigue cómeme todita, soy tuya por completo, al subir las escaleras hice caer las llaves a propósito solo para que tú me vieras el rico culo que tengo y que mi marido no sabe masajeármelo, yo no dejaba de lamer ese rico ojete que tenía, yo ya estaba a mil, la verga me reventaba dentro del pantalón, me paré y la tomé del brazo, la volteo y le comienzo a besar su lengua, recorría todo mi boca, ella intentó parar esto y me dijo, no, no, no, Carlos, no sigas por favor, soy una mujer casada, yo le contesté yo también Karinita pero eso no importa ahora.
Después de haberme dicho que no dejara de besarle el culo ahora se daba la santurrona, así que comencé a desnudarla. ahí en plena cocina los dos estábamos volviéndonos locos de pasión, al sacarle los tirantes del vestido pude apreciar lo blanco de su cuerpo y las hermosas tetas que tenía, eran duritas y muy blancas, con los pezones rosaditos como dos cerezas, al verlas comencé a chuparlas, morderlas suavemente y a besarlas en toda su dimensión, que maravilla, ella estaba con los ojos cerrados y disfrutando de lo que hacía comencé a bajar mis caricias por su cintura, le quité todo el vestido, el cual al caer pude ver la diminuta tanguita amarilla que tenía, comencé a decirle, señora Karina que hermosa que es, que lindas piernas tiene, que lindas nalgas, ella gozaba con lo que le decía, al sacarle el calzoncito pude ver la hermosa conchita, totalmente rapadita, muy bien afeitada y unos labios vaginales rosaditos, que maravilla, yo estaba completamente loco por esa mujer, la tomé de los brazos y la llevé a la mesita que estaba en el comedor, la subí con mucho cariño, ella se sentó y me abrió las piernas de par en par, yo me acerqué hacia ella y la comencé a besar en la boca, a recorrer todo el cuerpo con mi lengua.

Mordía, metía mi lengua por su anito, lo lubricaba bien porque tenía que meterle mi verga por ese ojalcito tan rosadito que tenía la señora Karina, ella se voltea y me comienza a sobar el bulto que tenía en el pantalón y me dice, Carlos que duro que está, sácate los pantalones que quiero saber lo que es tener una pinga en la boca, eso a mí me puso excitado y con lo caliente que estaba no sé como lo hice, pero en un segundo estaba sin pantalón y sin polo, estábamos los dos completamente desnudos en la cocina, en eso ella se agacha y comienza agarrarme la verga pasando su lengua por mi glande y sobando con sus manos mis huevos, en una de esas siento un calor que encierra mi pichula y al ver ella estaba con la verga dentro de su boca, para ser su primera vez lo hacía muy bien, yo tomé su pelo castaño y comienzo a follármela por la boca, que delicia, ella lo chupaba de una forma maravillosa, yo le digo, para Karina que no quiero vaciarme en tu boca porque quiero llenarte todito ese culito de mi leche, y así marcar lo que me pertenece.

Ella se para y comenzamos a besarnos, la pongo de nuevo en la mesa, abro sus piernas blancas y acerco mi verga a su conchita rosadita sin ningún pelito y comienzo a metérsela de a poco, que delicia, sus jugos hacían que mi pichula entrara con facilidad y ella movía las caderas de una forma que no aguantaba y comencé con la penetración.
Mi verga entraba y salía de su rica conchita, con mis manos no dejaba de sobarle el culo y las tetas y besándola le decía lo buena que estaba, señora Karina que dulzura que es, que cuerpo que tiene, me está volviendo loco, la cambio de posición y la bajo de la mesa, le doy vuelta, la recuesto sobre la mesa y la penetro por la vagina, ella echada en la mesa, aplastando esas dos hermosas tetas y yo le daba de palmazos en el culo, ella decía así Carlos así azótame soy tuya cogeme, cogeme cuando quieras y donde quieras, desde este momento eres mi mujer Karina, yo seré tu macho y te daré toda la verga que quieras, ella si, así Carlitos, sisisisisisisi, tú serás mi hombre, dame duro mi amor.

Cambiamos de posición la hago poner de rodillas en la silla y le beso ese hermoso culo, comienzo a metérselo otra vez por su conejito, que rico que caliente que lo tenía, la bajo de la silla y me siento, hice que ella se sentara dándome la cara para que ella sea la que me cabalgara, ella agarró mi verga y se la comenzó a meter en su conchita, al estar adentro se comenzó a mover como una ninfómana, que rico, sentía mis huevos reventar, y escucho sus gemidos, así, así, siisisisisisisisi, sigue, que pinga, que rico, me corrooo, me cooorrooo…ooo…ooorr…rrr…ooo…oooo, nos abrazamos, ella ya se había tenido un súper orgasmo.

Luego yo le digo, ahora mi amorcito quiero probar ese rico queque, y lo quiero todito para mi (acá se le dice queque al culo de las mujeres) ella me dice, si mi amor, pero nunca lo hice por ahí, no lo puedo creer, si tienes unas hermosas nalgas y un trasero de campeonato, es que me contaron que duele, no te preocupes mi amorcito que yo te lo voy a perforar con mucho cuidado, solo cuando entre la cabecita te dejaré que tú te muevas, y ella dijo está bien, quiero ser tu mujer por completo Carlitos.

La puse en cuatro y le comencé a pasar mi lengua por su anito y alternaba con su rajita para que siguiera caliente, ella movía el culo para un lado y para el otro, era delicioso, entonces le dije, primero me lo vas a chupar para que esté bien lubricada mi pichula, me puse enfrente de ella dándole la pichula y así como una perrita me comenzó a chupar la pinga, primero despacito y luego más rápido, la verga la tenía muy dura y los huevos hinchados, se la saqué de la boca y me puse atrás de ella, comencé a sobarle mi verga por todo su culo, por el ano, que rico ojete que tenía la condenada.

En eso puse mi garrote en su culazo, que delicia, estaba en un mete y saca cada vez más profundo, ella se movía a mi compás y yo al de ella, nos habíamos acoplado como uno solo, en eso comienzo metérselo y sacárselo más rápido, era un mete y saca, ella gemía asia, sia, sisisisisisisisisisisi, sigue mi amor, que rico, no pensé que fuera taaaaan rico, yo ya no pude aguantar más y le dije me corro mi amor, me corrrrrrroooorrrrrrrooooo, yayayayayayayaya, agaagagaggggggggagggggg.
Que corrida, le llené todo el culo de leche, ella se pegaba más a mí como para que no saliera nada de leche de su culo y los dos caímos rendidos al piso, ella debajo mío, que delicia, no creía que me había cogido a esta mujer, su cuerpo y el color de su piel blanca me excitaban, nos paramos y comenzamos a besarnos, ella me dijo, tú eres el único hombre en mi vida, desde ahora seré tuya para siempre mi amor, yo le dije te cogeré donde quiera y cuando quiera, ella, si mi amor si soy tu mujer, nos comenzamos a cambiar, cuando yo estaba cambiado y ella se puso su vestido, al tomar su calzón me dice, mi amor, me quedaré con tu leche en mi culo todo el día como recuerdo de que soy tu mujer.

Me acompañó a la puerta y la besé apasionadamente, luego bajé a mi departamento, felizmente mi mujer no estaba y pude darme un duchazo y descansar de esa faena que me había agotado, actualmente ella se ha mudado porque a su esposo le ofrecieron un puesto en la compañía en el interior del país y ahora tan solo me quedan sus recuerdos y sus cartas que ella me escribe…

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